Entretenido encuentro de las escuelas de Fundación Clubes
- Magdalena Hernandez
- hace 2 días
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Desde temprano el día sábado 13 la cancha y sus alrededores comenzaron a llenarse de risas, comunidad, y pulseras azules en Huechuraba. Así partió el Encuentro de Fin de Año, una jornada organizada junto a Fundación Clubes y Fundación Cristo Vive, que reunió a niños, niñas, adolescentes y voluntarios en torno al deporte, el juego y la convivencia.
La mañana comenzó con la entrega de colaciones y donaciones, y rápidamente el deporte tomó protagonismo. El partido femenino Sub 17 abrió la jornada con energía y risas en donde voluntarias alemanas de la Fundación Cristo Vive participaron, dando paso luego al triangular infantil, donde la escuela de Fundación Clubes y Fundación Cristo Vive ingresaron a la cancha entre música, aplausos y la emoción de estrenar zapatillas nuevas.
“Me encanta jugar a la pelota y conocer a nuevos amigos, me gusta esforzarme para ser mejor cada día” mencionó uno de los niños de la escuela de Valparaíso. Momentos de alegría compartida y compañerismo resaltaron la jornada.
Al mediodía, el encuentro se trasladó al comedor para el almuerzo, un espacio fundamental: sentarse juntos, compartir un sándwich y recuperar energías antes de la tarde recreativa.
Juegos de agua, inflables, regalos y colaciones transformaron el patio posterior en un verdadero espacio de celebración, donde el calor se combatió con risas. Marcos Pérez, apoderado, mencionó: “Estas instancias son muy alentadoras para los niños, los motiva a seguir viniendo y a construir constancia… aprenden a compartir.”
Álvaro Burgos, director de la Fundación afirmó que “Para la fundación es importante generar estos espacios y así mostrar que el deporte es una herramienta para la justicia social”. El director mencionó también que aprender el valor de la organización y de la no rivalidad es relevante para NNA, haciendo foco en que es un aprendizaje que servirá para sus vidas en materia de crecimiento personal.
La jornada cerró con una convivencia final junto a familias y voluntarios que estuvieron presentes durante todo el paseo, reafirmando lo que se sintió durante todo el día: una instancia para fortalecer vínculos, generar recuerdos y confirmar el valor del deporte como espacio de cuidado, encuentro y comunidad.
Josefina Escobar, una de las voluntarias que nos acompañó, expresó que “Fue una experiencia muy linda y gratificante. Como voluntarios sentimos el cariño de todos y todas y reconocemos que el deporte puede mover algo mucho más allá que el rendimiento deportivo.”
Un día largo, intenso y profundamente significativo que no se miden en resultados, sino en sonrisas, abrazos y la certeza de que el barrio y sus clubes siguen siendo un lugar donde encontrarse.
