Fundación Clubes tuvo la oportunidad de reunirse con la la Directora de Deporte y Cultura, Claudia Rodríguez, y el director de Políticas de Inclusión, Marcelo Iafolla, ambos autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia Buenos Aires, para comentar la situación carcelaria de Chile y Argentina y cómo se están vinculando con el deporte, como una herramienta de transformación.
Según información de Ciper Chile, el “62% de las mujeres presas experimentaron algún tipo de maltrato siendo menores de edad. Específicamente, 48% experimentó violencia verbal y 45% violencia física y/o sexual. Entre quienes sufrieron violencia física y/o sexual antes de cumplir la mayoría de edad, 20% estuvo bajo custodia estatal en algún momento, y 28% vivió en la calle. Estas experiencias tempranas de violencia y victimización se extienden también en las relaciones de pareja: 69% reporta haber experimentado violencia física o sexual en alguna relación".
En las cárceles del Gran Buenos Aires, las y los presos han desarrollado capacitaciones para preparar monitores de fútbol y lograr 20 por cárceles, se realizan talleres de boxeo y yoga, además -ya que pueden usar celulares al interior del recinto penal- se efectúan charlas con referentes deportivos argentinos vía zoom. Al finalizar estos proyectos, se entregan diplomas de certificación de la participación de presos y presas en las capacitaciones.
La autoridad deportiva para las cárceles de Buenos Aires, Claudia Rodríguez, comentó que “desde la dirección de deporte y cultura del Ministerio de Justicia y DDHH, por voluntad y decisión ministerial, tenemos la tarea de garantizar el derecho al deporte y la cultura a todas las personas privadas de libertad de la Provincia de Buenos Aires, es por eso que esta Dirección pertenece a la de Políticas de Inclusión, precisamente porque debemos incluir a todes los que estén excluidos de sus derechos”.
Rodríguez agregó que "necesitamos que los que cometieron un delito no vuelvan a delinquir y que deconstruyan sus valores como individuo en sociedad, y para ello, nada mejor que estímulos educativos (formales y no formales), culturales y deportivos", dice y agrega: "mediante el deporte, con el personal profesional penitenciario y articulando con distintas asociaciones, formamos a cada individuo que necesita deconstruir conductas naturalizadas pero erróneas".
Por su parte, José Bezanilla, director de Fundación Clubes señaló que "este intercambio de experiencias nos permite visualizar desde un enfoque de Derechos Humanos, todo el potencial que el deporte tiene para impactar las vidas de personas privadas de libertad. Si la cancha se transforma en una experiencia que brinda oportunidades para disminuir la reincidencia, entonces es una tarea del Estado promoverlo de manera efectiva".
Además, la directora de Deportes y Cultura del ministerio de Justicia y DDHH, indicó que "el deporte es un derecho humano universal porque enseña de disciplina, de perseverancia, de control, de compromiso, de responsabilidad, de autosuperación, entre otros aprendizajes que se obtienen jugando, metodología extremadamente significativo en contexto de encierro".
Rodríguez también explica que no se trata de pasatiempos, sino de transformaciones: "Lo que estamos haciendo en las cárceles bonaerenses no es bailar, boxear o darles un rato de felicidad solamente, es mucho más. Estamos cambiando sus vidas en lo inmediato y a largo plazo, y logrando esto último, el cambio no se verá solo reflejado en ellas y ellos, sino también en sus hijes que seguirán sus pasos. Lo que estamos implementando es algo que funcionó ya en 5 países de Europa, que lograron bajar del 80% al 20 % la reincidencia en 4 décadas".
Para concluir, Yenny Sepúlveda, dirigenta del Club Deportivo Reñaca Sport y docente del Centro Educativo Horizonte, del Recinto Penitenciario de Valparaíso nos contó que: "Aumentar la posibilidad de acceso al deporte y actividad física en los recintos penitenciarios, adicional a la oferta programática que ya se tiene, impacta en muchos ámbitos de la vida de las y los reclusos, en términos de compartir un espacio, trabajar el respeto por el otro y mejorar la convivencia diaria. Las mujeres estudiantes, madres, amigas, que están privadas de libertad, tendrían mayores herramientas sociales gracias al deporte”.